La vida y muerte del último gobernante inca, TUPAC AMARU
Último soberano inca. Después de la conquista española del Perú, los incas se habían refugiado en el reducto de Vilcabamba. En 1558 el soberano inca Sayri Túpac se sometió a los españoles y se trasladó a Lima; pero su hermano Titu Cusi Yupanqui se quedó en Vilcabamba, encabezando un grupo de indios resistentes.
Un ejército español asaltó Vilcabamba en 1572. La familia del inca intentó huir, pero fue perseguida y capturada. El virrey hizo que trasladaran al Cuzco al soberano inca, al que hizo bautizar antes de ejecutarle públicamente.
Con él se extinguía no sólo el último reducto de resistencia incaica, sino también la propia dinastía real de los incas, ya que Túpac Amaru I no tuvo descendientes varones. Sin embargo, dejó dos hijas, una de las cuales, llamada Juana Pilco-Huaco, se casó con un cacique de Surimaná. Un biznieto de este matrimonio, José Gabriel Condorcanqui, tomó el nombre de Túpac Amaru II para sublevarse contra los españoles en el siglo XVIII.
Los españoles hicieron varios intentos para convertir a Túpac Amaru al cristianismo pero se cree que estos esfuerzos fueron rechazados por un hombre muy fuerte, que estaba convencido de su fe. Los cinco generales incas capturados recibieron un juicio sumario en el que nada fue dicho en su defensa y fueron sentenciados a la horca. Varios de los que murieron de las severas torturas que recibieron fueron también colgados.
El juicio del uari inca comenzó un par de días más tarde. Túpac Amaru fue condenado por el asesinato de los sacerdotes en Urcos, de los cuales fue probablemente inocente.Fue sentenciado a la decapitación. Numerosos clérigos, convencidos de la inocencia de Túpac Amaru, suplicaron de rodillas al virrey que el líder inca fuera enviado a España para ser juzgado en vez de ser ejecutado.
Un testigo ocular del día de la ejecución, el 24 de septiembre de 1572, lo recordaba montado en una mula con las manos atadas a su espalda y una soga alrededor del cuello. Otros testigos dijeron que había grandes masas de personas y que el uari inca estaba rodeado por cientos de guardias con lanzas. Frente a la catedral, en la plaza central de Cuzco, un patíbulo había sido erigido. Se dice que había entre 10 000 y 15 000 personas presentes.
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